Comenzamos

En el clima actual que nos encontramos tal vez no es muy buena idea el lanzamiento de un disco. Pero hay cosas que no se pueden postergar más. Ni salen como querías. La grabación del disco ya estaba decidida. Y entonces se paró el mundo. Se llegó a la cita con el estudio más tarde de lo que se esperaba y con unos condicionantes inesperados. Pero salió para adelante. Todos tenemos preocupaciones nuevas. Nuestras prioridades han cambiado y sentimos que la vida de antes va a tardar en volver. Que los conciertos en bares o en la plaza de cualquier pueblo quedan lejanos, casi oníricos. Pero es la música lo que hace mover nuestros pies. Y a estos cuatro perros viejos les hace levantarse cada mañana con una sonrisa e ideas musicales en el cerebro.

Así que el mundo siguió girando y se continuó con los planes, a trompicones, cambiando detalles, cambiando plazos… Pero la esencia del plan inicial permaneció. Pero el dinero para el estudio dio al traste con la hucha de los bolos que, durante años, habíamos conseguido tocando por media Bizkaia. Teníamos la grabación, pero ni un céntimo para poder editarlo en algún soporte físico. Y comenzó la búsqueda de pequeños mecenas.

Infografía. Seis pasos para grabar un vinilo

Así que comenzamos a torturar a diario en las redes sociales a los pobres incautos que nos hacían caso. Tratando que supiesen más de nosotros y del proyecto. Trocitos de canciones que lanzábamos, como náufragos en una botella, esperando que alguien nos leyese e hiciese caso. Y lo conseguimos. Mil millones de gracias (y es quedarse corto) a todos los que habéis confiado en este proyecto. Esperamos estar a la altura.

Con el apoyo de 66 mecenas se hizo realidad el disco. Más bien de adorables insensatos que, en tiempos de incertidumbre, apuestan por un grupo que no ha grabado nunca, que es su primer disco y ya peinan canas. Y aunque la edad es solo una cifra, reconozcámoslo, en este mundo actual, centrado en la imagen y el postureo, el abrirse paso en una industria como la musical es harto complicado.

Pero aquí estamos. Con nuestro vinilo debajo del brazo. Sí has leído bien, vinilo. Decidimos volver al sonido más clásico y puro. Decisión estético-auditiva. Eso sí, no estamos tan alejados de los tiempos actuales. Tenemos también nuestra copia en digital, por lo que se nos puede escuchar en cualquier dispositivo. Pero el gusto romántico de haber grabado un vinilo y diseñar una portada, pues oye, no nos lo quita ya nadie. Ahora solo falta escribir un libro y plantar un árbol.

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