Eder Armendariz

Eder Armendariz. Bajista de Todos los fuegos

Nací en 1977, en Bilbao, pero de Galdakao de toda la vida. Nunca he estado relacionado especialmente con la música, hasta ya mayorcito. Aunque mis padres me apuntaron a solfeo, siempre me pareció un infierno y no pase de segundo curso. Ahí quedo mi historia infantil musical. Siempre me ha llamado mas el mundo del motor, cualquier chisme que gaste gasolina y meta ruido me llama la atención, pero paradojas de la vida, en la family no había coche, así que mucha fantasía pero poca práctica. Hasta los 21 años no tuve coche, así que mi pasión automovilística era poco mas que revistas y reportajes de rallys, cuando los daban en la tele.

Pero como todo en esta vida cambia, y así fue cuando, no recuerdo exactamente el año pero sobre el año 1995 más o menos, fui de visita a un local de ensayo que, curiosamente, estaba pegado al portal donde vivía con mis padres, amplis, luces de colores… conocidos metiendo ruido. Ruido relativo, y es que, aunque lo esperable de unos quinceañeros era un rock chapucero, a estos les había dado por la verbena. Canciones tradicionales, y alguna que otra versión de grupos conocidos. Por allí solía pasar a las tardes a enredar con el equipo rudimentario de luces que había y poco más. Y es que la electrónica me llamaba la atención, de ahí que acabé estudiándola unos años después.

Todo seguía su marcha monótona de fin de semana, hasta que a esta banda le proponen tocar en una boda, y que cosas, no tenían bajista. Nunca lo habían tenido. Así que me propusieron una de estas embarcadas que, a posteriori, ha sido mi tendencia musical: suicida. Guitarra española, micro malillo, y a empezar a emular un bajo de aquella manera. Ni solfeo, ni armonía, ni nada, DO aquí, MI allá. Poco a poco me las fui ingeniando para montar líneas de bajo a mi rollo. Pero, en toda esta formula, había un problema técnico: esas no eran formas de tocar en directo. Por aquel entonces no tenia ni un duro, y mis padres veían ese proyecto entre absurdo y de coña, por lo que no estaban por la labor de invertir en semejante proyecto.

Un día antes del bolo me dejaron un bajo, replica de jazz bass, azul y negro y con el mástil rajado. Y un ampli que no recuerdo. Un triunfo. Esa boda nos consiguió otras dos más, y mi querido aitite fue quien invirtió la pasta en mi equipo (que aun conservo) un bajo K.Rider y un ampli de 30w roktek que lo ponía temblando. El grupo fue evolucionando durante los siguientes años y aquello parecía que se iba a convertir en un gran grupo verbenero, ITXAROPEN, con su logo entre heavy y simplón.

Pero, allá por el año 2000, los estudios de los diferentes componentes del grupo acaban con el proyecto. Todo se para. Unos a Donosti, otros a Madrid… me quedo sin banda. Y tras unas intentonas, en cosa de un año y poco, abandono los trastos. Se quedan en la esquina del cuarto y continuo con mi otra pasión que son los coches.

Eder Armendariz antes de ser bajista de Todos los fuegos

Años después un compi del currelo, Pei, me comenta que alquilan el Tximbito, mítico barco Bilbaíno, en el cual se montan un conciertillo y se pegan el fiestón padre… mola. Habrá que ir. La noche anterior hablando con él me comenta si quiero tocar un tema, que va a haber colaboraciones. Así que me miro el reper y me saco una de Barricada sencillita. Nervios, pero me lo pase en grande. Tony Towers, bajista de ese loco proyecto llamado Orquesta Crisantemo, me dice: uy, el año que viene te tocas 3 ó 4 temas y mientras yo me tomo un gin tonic tranquilamente. Y así fue.

Pero el destino tenia una sorpresa escondida. Ese mismo año, tocarían en fiestas de Galdakao, pero el día del bolo Aitor no iba a poder tocar, así que Pei me propone ser el bajista. Sacarme 3 horas de bolo en dos semanas después de no tocar durante casi 15 años ¿¡Estamos locos!? Pues sí, porque así fue: ensayos exprés mañana y tarde, ampollas en los dedos, las muñecas duras como piedras… pero me lo pase en grande.

Al año siguiente, el Rock in Ria se dividió en dos partes con dos bajistas, Aitor y yo. Me compre mi querido Ibánez de 5 cuerdas y me reenganché a la música.

Después de esto, he estado en dos proyectos fallidos, pero exitosos. Ambos de versiones. Cebada y decibelios, con Anuska, Miguel, Diegovision y Adri del Val. Pero había excesiva distancia entre nosotros, los ensayos en Briviesca y el curro no eran muy compatibles. El otro junto con Anuska, Mikel e Iñigo formamos Versmooth, covers rockeras en inglés que, por discrepancias entre nosotros, apenas dura un año el proyecto.

Para entonces una mañana de sábado Alfredo me hace llegar un mensaje diciendo que Todos los Fuegos busca bajista… que si no conocía a algún bajista… Sabía perfectamente que yo lo era, pero no quiso meterme en un compromiso. No me lo pensé dos veces y le conteste que ¡yo! El indie nunca fue lo mío, soy mas rockero heavylon, pero tras escuchar y reescuchar los temas me sumo al proyecto. Y resulta que me gusta. Quien lo iba a decir.